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Cómo estudiar idiomas

¡Hola Deportistudiantes!



Bienvenidos a mi serie "Cómo estudiar". Si os fijáis en el título de este post, os esperaréis un método muy específico. Sin embargo, yo los idiomas los estudio de manera particularmente diferente, por eso quería empezar esta serie de publicaciones con una técnica de estudio menos común.


Es muy raro que estudie un examen de idiomas el día o la semana de antes. Puede que repase vocabulario o gramática, pero sé que eso no me garantiza una buena nota. Para mí los idiomas siempre han sido algo que soy consciente de que tengo que tener, y que me darán ventajas en un futuro. Por ello, pongo esfuerzo en ellos diariamente. Todos los días intento leer un libro, ver una película, buscar un artículo, escribir un mensaje a un nativo... ¡Cualquier cosa!



Cómo estudio las asignaturas que tienen que ver con idiomas depende del nivel que tenga en ese idioma. Por ejemplo, en inglés ya obtuve mi C2, pero en alemán, al llevar menos tiempo aprendiéndolo, voy por el B1.


Por tanto, empezaré hablando por cómo llegué a mi nivel de inglés, y luego las técnicas que estoy usando para seguir mejorando mi alemán.


Para mí, un idioma se aprende verdaderamente sólo cuando estás muy expuesto a él. Desde los tres años, he tenido la inmensa suerte de ir a un colegio internacional, y pasaba muchas horas a la semana escuchando a personas cuya lengua materna es el inglés. Sin embargo, creo firmemente que se puede llegar a dominar un idioma como un nativo sin tener tales recursos. Se trata de conscientemente hacer el esfuerzo de exponerte al idioma. De pequeña vi la televisión en inglés, y mis primeros libros fueron tanto en inglés como en español. A veces intentaba halar inglés con mi padre, quien no es nativo ni tienen pronunciación perfecta, pero era buena práctica.


Considero que sin el esfuerzo que hice por mejorar, nunca habría conseguido mi Proficiency. En primero y segundo de la ESO anotaba todas las palabras nuevas en una libreta, junto con su definición. Una o dos veces a la semana, abría el cuadernillo y comprobaba si era capaz de formar una frase usando el nuevo vocabulario. Esto fue después de haber obtenido mi B2 en sexto de primaria. Esto significa que ya tenía la gran mayoría de la base en el idioma. Por tanto, los típicos libros de gramática y demás que la gente suele usar no servían de mucho ya. Lo que tenía que hacer era enfrentarme a cosas en inglés que se han hecho para nativos, y no para personas aprendiendo. No hay ninguna otra manera de aprender cómo se habla coloquialmente, ni de ser capaz de comprender a un nativo hablando rápido y con acento.


Además, tuve la suerte de cursar tercero de la ESO en Dublín (Irlanda), lo cual hizo que se me exigiera un dominio del lenguaje equivalente al de alguien nativo de mi edad. Aún así, el hecho de estudiar fuera no garantiza un C2. Sólo se consigue socializando con la gente de allí y haciendo un esfuerzo por hablar. Yo por ejemplo me apunté a una extraescolar llamada Public Speaking, donde te enseñaban a hablar en público. Esto me permitió recibir correcciones muy útiles sobre mi pronunicación y entonación.


De nuevo, soy consciente de que estos recursos no se adaptan a cualquiera, pero creo que todos podemos hablar más fluidamente en inglés si intentamos cosas tan simples como pensar en dicho idioma, o incluso hablar solos, por extraño que resulte.


Lo más importante para mí es leer. Desde pequeña mi móvil está configurado en inglés, sigo a influencers nativos y leo varios libros al mes en inglés. Novelas en versión original, de todos los géneros y todas las extensiones. Por tanto, si me pidiérais un consejo en cuanto al inglés, es leed. Todo lo que podáis. Sin importar si son recetas, revistas, noticias, libros, poemas o apuntes de clase. Nunca perdáis la oportunidad de leer algo que os interesa en inglés.


Una gran ventaja para los que aprenden inglés es que al ser la lingua franca, hay muchísimos recursos. Nunca tendrás limitadas opciones de películas, series o libros en inglés. Por tanto, úsalo para mejorar día a día.


En cuanto al alemán, mi técnica para adquirir el idioma cambia considerablemente respecto al inglés, porque empecé a aprenderlo de más mayor. Además, afecta el hecho de que todavía no tengo un nivel alto, por lo que no puedo usar recursos para nativos, como las noticias, los periódicos y los libros.


Por tanto, en alemán lo que más priorizo es el vocabulario. Siempre que me encuentro con palabras nuevas que no entiendo busco la traducción y la incorporo a una unidad de Quizlet. Personalmente, recomiendo esta aplicación porque es gratis y tiene varias herramientas que me motivan y ayudan a la hora de ponerme a memorizar y familiarizarme con las palabras. Además, siempre que en clase damos una lección de gramática refuerzo con recursos extra, como pueden ser los ejercicios online o descargándome un PDF. Así, evito agobiarme porque no lo entienda antes de un examen y no tenga tiempo para estudiar.


Para la escucha, he ido seleccionando recursos tanto para personas que están aprendiendo alemán como creados para audiencias nativas. Escucho podcasts sobre productividad en alemán, pero también uno muy famoso de Easy German, diseñado para estudiantes de alemán. Del mismo modo, veo vídeos de YouTube, por ejemplo de Laurinspire y Elena Handtrack, que son vloggers alemanas a las que por alguna razón yo entiendo mejor, y también veo los vídeos de un canal lamado Dein Sprachcoach, en el que una mujer llamada María hace vídeos en alemán, con subtítulos, y una pronunciación muy clara. Además, incorpora y define nuevo vocabulario.


Esto lo hago para empezar la transición de usar recursos para alumnos extranjeros a contenido para personas que hablan alemán. Aunque es cierto que cuesta y que es un proceso largo, considero que es útil y efectivo, y que merece la pena el esfuerzo. Por ello, intento ser constante y usar estos materiales al menos cinco veces por semana.


Las habilidades de lectura las practico con blogs online, y siguiendo a cuentas de Instagram. Para idiomas que no se te dan muy bien todavía, recomiendo los blogs y cuentas relacionados con las recetas, la moda y otros temas en los que el vocabulario sea repetitivo. Aunque he probado a leer varios libros creados para estudiantes de alemán, no es algo que recomiende, ya que ninguno me ha enganchado. Para hacer la transición de la que os hablaba, a veces leo artículos sobre temas muy variados, pero nunca demasiado largos.


Por último, tengo la suerte de tener varios amigos alemanes qe me ayudan a hablar más fluidamente. Sé que no es el caso de todo el mundo, por lo que recomiendo aplicaciones como Rosetta Stone o italki, que ofrecen el servicio de conectarte con un nativo para que practiques, y suelen tener precios bastante económicos, de 6 € la hora. Siendo sincera, no suelo hacer más de dos clases orales a la semana, por lo que para mí merece la pena.


Si también estudiáis alemán, os recomiendo que probéis a poner las películas de los sábados y domingos por la tarde en cualquier canal español. En muchas ocasiones, la versión original es en alemán.


El resto de mis consejos valen para cualquier idioma que estéis intentando aprender, y mis métodos no me quitan mucho tiempo al día, lo cual es genial porque los entrenamientos no me impiden ser constante. Con esto dicho, espero haber podido ayudaros. Si queréis que escriba sobre un tema en específico, no dudéis en contactarme, lo podéis hacer en la parte de abajo de mi página de inicio. Nos vemos pronto,


Cayetana.



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